La
implantación del edificio provoca una liberación de la totalidad de la parcela. Todo el
espacio exterior es público y abarcable. Al variar el nivel del horizonte, se
establecen nuevos planos de actividad, apropiándonos de espacios abiertos que
están fuera pero también dentro. Lo que antes era lleno ahora es vacío, el
interior es exterior y viceversa. Se produce una contradicción y complejidad
pretendida que enriquece todos los niveles de relación de forma continua y
permanente.